Siempre será más fácil destruir que construir.
Horas aciagas viven los ilegales y las minorías raciales en Estados Unidos, aguardando los estragos de un nuevo régimen que se percibe como el ascenso del racismo en toda su ferocidad.
Qué impotencia deja este escenario donde la desolación hace presa tanto a los que habrán de padecerla en carne propia, como a los que, sensiblemente, apreciaremos los estragos de la ferocidad racial; cuestión que nos enseña que el poder en manos de miserables se convierte en la brutalidad de la realidad.
Históricamente ha existido segregación racial legal en Estados Unidos y, posteriormente, las cuestiones fácticas que se multiplican en hechos de diversa índole. Recordemos que aún existe el Ku Klux Klan, secta racista y xenofóbica cuyos actos se filtran y esconden bajo inenarrables formas de persecución a minorías y extranjeros legales o ilegales.
En Texas existen los “minuteman project”, que se dedican a perseguir migrantes ilegales y que han llegado a asesinarlos. Recordemos que Texas votó a favor de Trump, fue uno de los estados de la unión que lo apoyó y eso se debe tanto a su beligerancia como a su racismo, cuestiones que se recrudecerán durante su administración.
El ascenso del discurso del odio se habrá de refrendar entre los anglosajones conservadores, los cuales ven a la migración ilegal como causante de los males de Estados Unidos, cuestión perceptible y que no dejó dudas en el ascenso de Trump a la Casa Blanca.
La cosa no puede estar más podrida. El escenario se presenta lúgubre, y se agrava en la medida en que los anglosajones siempre han encontrado obstáculos en las legislaciones para sus desenfrenos racistas, pero ahora, que habrá laxitud en el comportamiento de las autoridades, todo hace suponer que habremos de contar gotas amargas de crímenes y atropellos a los migrantes, cuestión que demanda el papel activo de la Secretaría de Relaciones Exteriores y de los consulados mexicanos en Estados Unidos.
Maldita la puta hora en que Trump ascendió al poder.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
