Liderazgo político y voluntad soberana

La jugada de ajedrez de Julio Menchaca en la creación de las Rutas de la Transformación fue el jaque mate a la derecha en Hidalgo. Un gobernador cercano a la gente y un gobierno de proximidad fueron el enroque letal que había entregado un millón de votos a la campaña presidencial de Claudia Sheinbaum, lo cual, en términos de política docta constituyó “un pacto de unidad”.

Se precipitan nuevas páginas en el análisis político, al tenor del 82% de aprobación de la gestión de la presidenta Claudia Sheinbaum en un liderazgo político y voluntad soberana.

Fue en la visita a la Huasteca de Hidalgo cuando Claudia Sheinbaum dejó un mensaje inequívoco de respaldo de su lucha política por hacer prevalecer la voluntad del pueblo como única vía de transformación de la nación. En su discurso en la Huasteca manifestó que la convicción del gobernador Julio Menchaca de hacer valer la voluntad del pueblo como primera prerrogativa de toda intención gubernamental se encumbraría en ese México incluyente” que mira primero al pueblo por déficit histórico.

El mensaje de Claudia Sheinbaum en la Huasteca hidalguense pasó desapercibido en fondo y forma para la derecha en esa campaña presidencial. No advirtiendo que el piso firme del discurso de Morena ya no oscilaba sólo en el epicentro del combate a la corrupción e impunidad de la casta del antiguo régimen, sino desde la fase de fortalecimiento de una reivindicación a los que menos tienen.

Analíticamente, el mensaje de Sheinbaum Pardo en la Huasteca afianzó la planeación de las Rutas de la Transformación del gobernador Julio Menchaca, y sirvió de aleccionamiento al interior de los gobiernos morenistas como un mensaje de operatividad gubernamental, que hizo suyo Claudia Sheinbaum desde los primeros días de su gobierno. Por ende, el tazo político de vínculo gubernamental con Hidalgo quedó sellado y Sheinbaum Pardo no sólo felicitó al gobernador Menchaca Salazar por los trabajos de las Rutas de la Transformación, sino por el esquema de integración política hacia su pronunciamiento del México incluyente”.

La jugada de ajedrez de Julio Menchaca en la creación de las Rutas de la Transformación fue el jaque mate a la derecha en Hidalgo. Un gobernador cercano a la gente y un gobierno de proximidad fueron el enroque letal que había entregado un millón de votos a la campaña presidencial de Claudia Sheinbaum, lo cual, en términos de política docta constituyó “un pacto de unidad”.

En la data dura, el millón de votos que la voluntad soberana de las y los hidalguenses le entregó a la candidatura de Sheinbaum Pardo ni por asomo de dudas puede ser interpretado, como pretendió exponerlo la derecha en Hidalgo, como un voto de castigo al PRIAN”; esto fue una arenga chata y desprovista del análisis que implicó el torbellino de legitimidad política que le había otorgado al gobierno de AMLO los programas sociales y las reformas políticas emprendidas.

Es precisamente en el esquema de los programas sociales donde las Rutas de la Transformación del gobernador Menchaca Salazar integraron una cohesión y adhesión al gobierno de López Obrador, y terminaron por edificar el piso firme que requería el partido guinda en Hidalgo para comenzar a construir su bastión político.

De bastión a bastión.

Durante más de nueve décadas, el PRI en Hidalgo había construido un bastión político que en base al caciquismo, la prebenda política y la herencia de grupos políticos parentales crearon un esquema de operación y control asimétrico del poder en la visión de la gran familia revolucionaria. Pero no todo era miel sobre hojuelas en el PRI Hidalgo, los distanciamientos y concentración del poder en personeras y personeros como Carolina Viggiano, Jesús Murillo, Miguel Osorio Chong, Francisco Olvera y Omar Fayad, crearon diferentes arenas de poder que, inercialmente, no sólo desgastaron la estructura política, sino también su atomización incidió en el desgaste de la operación política regional.

Del otro lado del río.

Morena capitalizó en Hidalgo la atomización del poder del PRI y utilizó elementos no sólo de descontento contra el antiguo bastión político, sino de una creciente empatía precedida por el capital político de López Obrador, que visitaba constantemente Hidalgo, incluso en la administración de Omar Fayad, mandando un mensaje claro de reestructuración política.

A seis meses de la gestión de la presidenta Sheinbaum Pardo y con el 82% de aprobación, la reestructuración política en Hidalgo iniciada por AMLO ya trasciende en las Rutas de la Transformación, en el claudismo en ascenso, en la segunda fase del Plan Claudia y la sucesión transexenal de 2028.


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