Sheinbaum vino, inauguró, prescribió y advirtió; pero en la casa del tricolor nadie entendió.
Después de que en Hidalgo el PRI festejara su onomástico 96, las sombras del desafuero contra su líder nacional, Alejandro Moreno, han trazado un nuevo ardid político de colmillos largos para tratar de desviar la atención sobre las sombras que se ciernen sobre el partido tricolor.
El nuevo ardid político en el tricolor no es nada nuevo, sino la remasterización de la añeja victimización de la persecución política sobre sus personeros que no encuentran salida a la encrucijada en que se encuentra el PRI y que Morena está empujando al precipicio.
En Hidalgo, pese a que Marco Mendoza señala que la afiliación a su partido va viento en popa, el éxodo masivo de militantes y simpatizantes a las fuerzas de Morena le ha causado un estadio de confort al otro Marco, es decir, a Marco Rico, que ha cerrado filas en apoyo a Eduardo Medécigo en Mineral de la Reforma, como una clara conducta de adhesión y firmeza política desde la operación del Plan Claudia, que ha abierto un nuevo capítulo de consolidación y expansión política.
En este escenario, la victimización de las fuerzas que aún continúan dominando la estructura política del PRI deben revalorar sus estrategias políticas porque se están enfrentando a la segunda fase del Plan Claudia que, una vez que ha logrado detentar los poderes públicos, se encuentra en expansión y consolidación de una fuerza ciudadana inédita en la nación, condición que es ya inamovible y que avizora un poder también inédito.
Pese al déficit que tiene a cuesta en materia de seguridad el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, su capital político se ha incrementado en un año de esplendor, donde la maquinaria política mediática de la oposición del antiguo régimen no ha creado menoscabo alguno a la fuerza de Morena y se encuentra sin argumentos de contraofensiva que esgrimir en defensa del antiguo régimen.
Revisar la prensa nacional, en donde más del 80% de los rotativos y sus portales electrónicos le pertenecen aún a la élite económica y política del antiguo régimen, permite apreciar un desangelado panorama informativo que ya no causa estruendo e incertidumbre porque las raíces de la podredumbre del antiguo régimen se develan y multiplican a cada paso que da Sheinbaum Pardo en el avance de los programas sociales y medidas que reorientan la transformación de la nación.
Demos vuelta a la página.
Las denuncias de la presidenta Sheinbaum Pardo sobre el uso carroñero de la información por parte de la maquinaria mediática de la derecha deja claro que el próximo movimiento de la izquierda será hacia la depuración del control mediático que les permite a las fuerzas de la derecha continuar con el ardid político de la victimización. La presidenta Sheinbaum Pardo ha develado una campaña negra contra su gobierno, que pretende abrir un frente único desde las cuestiones de seguridad para debilitar cualquier logro o medida gubernamental, creando una sombra social.
Está claro que el péndulo del golpeteo de la derecha se focaliza en el déficit de seguridad que ha heredado de la larga cadena trágica de los gobiernos del antiguo régimen la izquierda morenista de Sheinbaum Pardo. Sin embargo, la ofensiva de Morena ha comenzado a causar estragos en el PRIAN, que percibe en el proceso de afiliación política iniciado por Luisa Alcalde y Andrés Manuel López Beltrán uno de los instrumentos claves de empoderamiento creciente a nivel ciudadano de las fuerzas de izquierda.
En Hidalgo, la afiliación política a Morena es un proceso de refuerzo político transexenal hacia 2028 y 2030. Su objetivo en la consolidación, concentración y expansión del poder tiene en vilo al PRIAN, que en la entidad se encuentra viviendo rendimientos políticos decrecientes que lo mantienen famélico y que no hace posible que la ciudadanía crea el ardid político de la victimización por persecución política, donde el lobo es devorado por caperucita.
