Mis únicos y queridos lectores, cerramos una semana en Hidalgo donde la tristeza, los festejos y las impugnaciones del PRI se unen a las especulaciones de Chumel Torres y Lilly Téllez sobre la guerra arancelaria del gobierno de Donald Trump.
Dejo aquí mis reflexiones al estilo de los molinos de viento del Quijote de la Mancha.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha abierto nuevos criterios para los destinos de productos mexicanos e inversiones; inclusive, los BRICS han coqueteado con su gobierno para señalarle que no sólo existe el mercado norteamericano, y cuando un socio es veleidoso -no se refieren a la alianza tenebrosa entre el Partido Verde con Morena, sino a Estados Unidos como socio comercial de México- se debe migrar como lo hacen las golondrinas a un mejor lugar donde el clima sea cálido y los vecinos vean la televisión sin hacer ruido en sus casas.
La presidenta Sheinbaum Pardo convocó a una Asamblea Ciudadana en el Zócalo de la Ciudad de México para brindar respuestas de las acciones arancelarias y no arancelarias de su gobierno frente a la agresión política que sufre desde Washington por el magnate Donald Trump y su lacayo Elon Musk. Cuestión que le causó escozor a Chumel Torres y a Lilly Téllez, algo que no es nuevo y mucho menos sorpresivo debido a que como ninguno de los dos -Chumel y Lilly- tienen tela de donde cortar en sus labores de manera seria, se dedican a salpicar rencor maquillado desde sus palestras.
La reacción de Chumel, como era de esperarse, la de un neófito de la política y de millones de cosas más, fue desde su cuenta X (anteriormente Twitter): “¡Defendamos lo logrado por el Licenciado Don Carlos Salinas de Gortari! ¡México está de pie!». Esta burrada intenta desconocer los logros de Claudia Sheinbaum, haciendo alocución a un Tratado de Libre Comercio que reorientó López Obrador y no Carlos Salinas; pero como trata de tirar mierda a diestra y siniestra, pretende demeritar la presencia de los gobiernos de izquierda en algo que es complejo, serio y agudo como la beligerancia del gobierno de Trump sobre México.
Como las calamidades nunca vienen solas, en una declaración infausta y pletórica de infundio mordaz, Lilly Téllez señaló «los aranceles son consecuencia de su pacto con el narco. Si realmente le importara México rompería con los cárteles en lugar de hacer circo y ‘tomar medidas’ hasta el domingo». Esta tesis del “narcoestado” que ha querido perfilar la derecha sobre el gobierno de la presidenta Sheinbaum Pardo es menos creíble que el rompimiento político entre Benjamín Rico y Sergio Baños.
¿Qué se esconde detrás de este tipo de declaraciones de Chumel y Lilly?
La respuesta es lineal, se denomina impotencia y frustración política.
Mis únicos y queridos lectores, ni Chumel ni Lilly, con sus reflectores para el destierro, alcanzan a nublar el análisis crítico de una beligerancia política que el gobierno de Donald Trump ha infringido no sólo contra el gobierno de México y Canadá, sino sobre todo lo que se mueva en contra de sus intereses políticos y económicos como le sucedió al títere y payaso Volodimir Zelenski, que le pasó lo mismo que al perro de tía Cleta: por abrir el hocico se lo rompieron.
México vive un momento delicado y agudo en su relación bilateral con el gobierno de Estados Unidos. No caben ni pueden quedar suspicacias fallidas como las de Chumel Torres y Lilly Téllez, que intentan incendiar la casa cuando los papás no están. Por favor, no creamos en monsergas mediáticas que no ayudan a entender y comprender la política gubernamental de la presidenta Claudia Sheinbaum, que no está para mamarrachadas insulsas.

Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.