La belleza política

Detrás de las Rutas de la Transformación del gobernador Julio Menchaca en Hidalgo, sobresale ese principio axiológico de “primero el pueblo”, pero no como una arenga demagógica y vacía, sino como un acto de belleza política, donde el gobierno tiene rostro de ciudadano, donde la ayuda social es una premisa de mandato, de mandato de ese pueblo.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

A diferencia de las interiorizaciones reflexivas y críticas que suelen dar los juicios científicos, el mundo se construye por la subjetividad de relaciones intrincadas, cuyos contextos suelen ser abstractos.

La belleza física responde a contexto al igual que la belleza de la naturaleza; en ambos casos, nuestra percepción que tiene una inclinación por la radiografía histórico-social, nos hace concebir a personas como a condiciones naturales y, desde luego, a objetos creados por la actividad humana como bellos”. En este trazo, lo subjetivo de la belleza” también responde a prejuicios raciales, de clase, de grupo e identitarios.

Empero, mis pacientes y críticos lectores, hoy en un juego de veleidad subjetiva que destroza mi vena intelectual y científica a la que suelo tenerlos acostumbrados, quizá me deje llevar por la pasión de mi vida: la belleza política.

Deambulo en la interlocución de las estructuras políticas y entiendo que la histórica paráfrasis de liberalismo político donde el individualismo ciudadano era preservado, dejó su lugar por el objetivismo del materialismo histórico que asumió al pueblo como epicentro laboral de la construcción del Estado.

En México, la fuerza política ha ido escalando la belleza de hacer del pueblo el artífice de su historia, no sin que ello no implique dolor y enfrentamiento social desde esa Cuarta Transformación que inició como un discurso antisistémico y que hoy es una espada desenvainada de justicia y equidad social que se esgrime en múltiples dimensiones de la realidad social de la nación.

En esta espeluznante construcción de la realidad política, la belleza política y de la política de la transformación no ha sido plenamente entendida ni plenamente asumida como una tarea de conciencia de cambio social; por ello, todavía una porción del pueblo confunde el trabajo gubernamental de la transformación política de la nación como un juego de poder que debe entregar prebendas, cuando en realidad se trata de un cambio programático de la asistencia ciudadana, donde las políticas de Estado, públicas y de gobierno son en realidad un esquema de reivindicación de la dignidad social.

Detrás de las Rutas de la Transformación del gobernador Julio Menchaca en Hidalgo, sobresale ese principio axiológico de primero el pueblo”, pero no como una arenga demagógica y vacía como la que pervivió en las retóricas del antiguo régimen, sino como un acto de belleza política, donde el gobierno tiene rostro de ciudadano, donde la ayuda social es una premisa de mandato, de mandato de ese pueblo.

En esta visión suelen aparecer las frustraciones gubernamentales donde la ayuda de los programas sociales no siempre tienen y logran el impacto de cambio pleno de la realidad social; porque muchas manos y brazos de mujeres, hombres y niños quedan aún sin atención, sin la semilla plena de reivindicación que merece ese pueblo que, por décadas, fue negado y borrado de la historia de México.

La belleza política no es subjetiva cuando se le somete al análisis científico en la politología. Su auditoría se presenta cuando el bien común, espacio de mayorías y minorías, logra brindar la construcción de oportunidades sociales sin distinción y estabiliza las expectativas ciudadanas de la mano del trabajo cierto de ese pueblo que, con conciencia de cambio social, asume que el porvenir se edifica en el esfuerzo conjunto, solidario y veraz de la nación.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.