Los retos de la afiliación política en Morena Hidalgo

El análisis crítico indica que Marco Rico no sólo debe responder a las expectativas de afiliación hacia 2030, sino también a los requerimientos de la operación política que implicará la sucesión gubernamental en 2028 en Hidalgo, donde el reto mayúsculo lo constituirá la selección de la candidata a la gubernatura.

El progresismo de izquierda de alternancia política de Morena Hidalgo atraviesa por un momento vital de consolidación de su bastión político, que requerirá trascender a las arenas políticas que han primado en su estructura de fuerza orgánica en la dirigencia de Marco Rico.

Marco Rico, todavía en deuda con la dirigencia nacional que hoy preside Luisa Alcalde y Andrés Manuel López Beltrán, se encuentra en la encrucijada de expansión de la filiación partidista que ha emprendido en CEN de Morena a nivel nacional y que marca un proceso de consolidación hacia la sucesión transexenal de 2030.

El análisis crítico indica que Marco Rico no sólo debe responder a las expectativas de afiliación hacia 2030, sino también a los requerimientos de la operación política que implicará la sucesión gubernamental en 2028 en Hidalgo, donde el reto mayúsculo lo constituirá la selección de la candidata a la gubernatura que emergerá como producto de la reforma de alternancia política de género impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum.

En este trazo, de cara a la sucesión gubernamental 2028, el partido guinda en Hidalgo no cuenta con un cuadro de aspirantes consolidado y que puede manejar con amplitud figuras políticas femeninas, cuyo capital político aborde con la fuerza política necesaria el proceso de selección que deberá ser uno de los objetivos prioritarios para darle forma y sentido a las tareas de afiliación partidista de Morena Hidalgo.

Si analizamos el reducido esquema de figuras femeninas en Morena Hidalgo en la conformación de sus cuadros políticos, se agudizan de entrada la construcción de dinámicas y procesos necesarios para acentuar los pronunciamientos sobre las posibles aspirantes a la gubernatura en 2028.

De igual manera, así como Morena Hidalgo no cuenta con cuadros formados a plenitud de aspirantes con peso político a la gubernatura en Hidalgo, tampoco lo tiene la oposición; sin embargo, es evidente que el as bajo la manga de las fuerzas políticas del antiguo régimen es Carolina Viggiano Austria, que sí cuenta con capital político, trayectoria y fuerza de operación política.

En este trazo de reflexión, es evidente que el capital político con que cuenta el gobernador Julio Menchaca no es heredable y, pese a que es innegable el crecimiento de la fuerza política y hegemonía de Morena Hidalgo, no puede existir un esquema de confianza frente a la sucesión transexenal de 2028.

Por ende, el trabajo político de Marco Rico no puede quedar constreñido a la filiación política en Morena Hidalgo, que si bien es cierto es fundamental, no implicará inclinar los comicios de 2028 en favor de la candidata a la gubernatura, porque la mayoría de la ciudadanía no está afiliada a un partido político ni en Hidalgo ni a nivel nacional, lo que implica que el trabajo de operación política con la ciudadanía resultará clave para inclinar la balanza en torno a la sucesión transexenal de 2028.

La construcción de una fuerza política sólida de Morena Hidalgo va más allá de la estructura de filiación política.

Este es un momento de redefinición de la dirigencia del partido guinda que encabeza Marco Rico, donde su liderazgo debe constituir la guía orgánica que fortalezca la operatividad política y vínculos de adhesión morenista con la ciudadanía de Hidalgo.

No pueden primar las sombras de las arenas políticas de grupúsculos y juegos de intereses sectarios que en Morena Hidalgo han causado resquebrajamiento político e inestabilidad de mando en un momento donde el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum y del gobernador Julio Menchaca reclaman disciplina, coherencia política y liderazgo social.


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