Julio Menchaca: conducción social y carisma político

El percance de salud sufrido por el gobernador Julio Menchaca advierte que el núcleo de poder gubernamental requiere un refuerzo programático de fortalecimiento al staff de secretarias y secretarios del aparato de Estado.

La salud del gobernador Julio Menchaca ha creado reflexiones de forma y fondo sobre la vitalidad de su conducción social y carisma político, que no son sustituibles en la gestión pública del gobierno de Hidalgo.

 

La noticia del percance de salud sufrido por el titular del Poder Ejecutivo de Hidalgo en su gira a la ciudad de Actopan, dentro del marco de las Rutas de la Transformación, ha trascendido en los medios nacionales en un ámbito de preocupación y profunda tensión debido a que su gestión está posicionada como una de las más sobresalientes en el país, y su cercanía a la presidenta Claudia Sheinbaum ha trazado un vínculo de comunión política indiscutible.

 

En el trazo analítico, la valía personal de la gestión del gobernador Menchaca Salazar en la conducción del aparato público, deja la consistencia de un estadista que ha sido capaz de generar un capital político propio que no tiene discusión y cuyo poder de decisión está por encima de su staff de secretarios, lo cual creó en las primeras horas incertidumbre de control gubernamental.

 

La legitimidad y credibilidad alcanzada por la figura de Julio Menchaca prospecta el peso sustantivo de su conducción social y carisma político; vectores que han incidido en el clima de gobernabilidad, cuyo poder, lo mismo ha sido capaz de ser eje de la resolución de conflictos internos en el partido hegemónico Morena Hidalgo, que en la amnistía entre el senador Cuauhtémoc Ochoa y el secretario de Gobierno, Guillermo Olivares. La capacidad de interlocución y mediación política son virtudes innegables del gobernador Menchaca Salazar.

 

La centralidad y capilaridad política del gobernador Julio Menchaca evidencia que, de cara a la sucesión transexenal de gobierno, existe un vacío de fuerza política, donde ninguna de las figuras del staff del aparato de Estado presenta el capital político como para construir las condiciones de transición política que requiere el afianzamiento del proyecto de la 4T en Hidalgo.

 

Esta dramática atmósfera política denota que históricamente, en la partidocracia en el país, la creación de cuadros políticos ha presentado un déficit de formación sustantiva de bases militantes, condición que se agiganta y ejemplifica en torno al percance de salud sufrido por el gobernador de Hidalgo.

 

El balance crítico del vacío de poder político que presenta Hidalgo de cara a la sucesión transexenal 2028 impele admitir que el aprendizaje significativo que deja el percance de salud sufrido por el gobernador Menchaca Salazar advierte que el núcleo de poder gubernamental requiere un refuerzo programático de fortalecimiento al staff de secretarias y secretarios del aparato de Estado.

 

Lo que está implícito en esta dramática lección que nos ha dado la salud del gobernador Menchaca Salazar es que la estructura de poder debe generar un revisionismo concienzudo de la esfera política para presentar una progresiva capacitación en la formación de estadistas que enfrenten la realidad de conducción e interlocución desde la sociedad política y de cara a la sociedad civil.

 

Es evidente que el staff de servidores públicos que integra el gabinete del gobernador Julio Menchaca deben engrosar una convergencia pública dinámica, capaz de equilibrar el peso y la tensión que implica el ejercicio de gobierno, donde el titular del Poder Ejecutivo en Hidalgo ha tenido que ser el protagonista y nexo de solución a la mayoría de las exigencias que impele la conducción política y social, carga político-administrativa excedentaria, pese a las virtudes y capacidades de estadista de Julio Menchaca.

 

La naturaleza de los vacíos de fuerza política suelen ser el margen del valor geopolítico de toda administración gubernamental. En ello, las Rutas de la Transformación han conllevado la construcción de un esfuerzo mayúsculo del gobernador Julio Menchaca, cuya conducción social y carisma político no son sustituibles.


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