Al despedirnos de este 2024, Israel concentra el foco de atención de una guerra despiadada, cuya escalada no es sólo frente al pueblo palestino, sino una afrenta a la humanidad.
Duele en las entrañas que el gobierno del pueblo elegido por Hashem pueda infringir la espada sobre un pueblo débil y menos preparado bélicamente como el palestino, cuando el judaísmo -desde la Torá- apela a la paz y concordia de los hombres por designio de Hashem en la tierra.
En Hidalgo se contemplan los cambios gubernamentales de las rutas de la 4T, donde la presidenta Claudia Sheinbaum y el gobernador Julio Menchaca han iniciado la construcción del tren AIFA-Pachuca y el saneamiento de la ciudad de Tula, en un intento histórico por rescatar el medio ambiente como fuente inequívoca de la existencia humana.
Claudia Sheinbaum, una mujer de origen judío, da una muestra de que cuando la inteligencia es acompañada por el respeto a la humanidad, lo mismo se expresa en el bienestar hacia las mujeres indígenas de Hidalgo y la nación, que en la firmeza política internacional frente a un fascista como Donald Trump.
En la recomposición política del bloque occidental capitalista, la escalada de la guerra del gobierno de Israel ha develado con cruenta saña lo que implica el imperialismo. Sus estelas y sus entrañas podridas que López Obrador expresó al exigirle al Rey de España y su gobierno una disculpa por las atrocidades de la conquista sobre los pueblos originarios, cosa que por la indigna estirpe de Felipe VI no fue reconocida. En un acto de reivindicación histórica, Claudia Sheinbaum, en su ascenso como presidenta, no invitó al Rey de España y su presidente Pedro Sánchez hizo un acto de extrañeza política, pero tampoco reconoció el latrocinio a los pueblos originarios del territorio limpio de lo que hoy es México, y que son la savia vértebra de la nación.
Hemos creado un mundo de intereses mezquinos y ciegos. Nuestra naturaleza humana presenta los recovecos e intrincados laberintos del egoísmo ciego como señaló Maquiavelo. En pocas ocasiones nos atrevemos a dar desde la inteligencia la reivindicación a los que menos tienen y que son la mayoría, utilizando para su vasallaje y explotación, la fuerza brutal de eso que llamamos Estado.
No puede más que causarme desencanto y heridas en el alma el genocidio del gobierno de Israel sobre el pueblo de la Palestina. Nada de este mundo, como acertadamente expresó Karl Marx, me es ajeno.
Mientras Estados Unidos y su sórdido gobierno en la ONU avalan los ataques de Israel a la Palestina, en el planeta las voces de conciencia se suman al repudio del genocidio del gobierno de Benjamín Netanyahu. No se detienen los procesos sociales, como admitió Salvador Allende Gossens, ni con el crimen ni con la fuerza. La humanidad es una sola pero el juego de intereses mezquinos desde las élites del poder destruye el espíritu cierto socrático, aniquila la ternura del amor de Neruda y destierra la razón de la paz entre los seres humanos por la que luchó Gandhi.
2024, un año cruento desde Israel que pasará a la historia como el genocidio del gobierno que debió haber respetado la palabra de Hashem.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.