La Ley del Talión (que no es ninguna ley) marca “ojo por ojo”, lo que le viene en paralelo a la respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum a Donald Trump, que ha amenazado con poner aranceles del 25% a las mercancías mexicanas en su flujo a Estados Unidos. Esta cuestión motivó desde la presidencia una arenga contundente: “por cada arancel habrá uno en respuesta”, sin que ello implique un llamado a una guerra comercial.
Sin embargo, las aguas tomarán su nivel y las bravatas de Trump quedarán en eso; aunque periodistas del conservadurismo mexicano como Joaquín López-Dóriga señalen que “lo que Trump amenaza lo cumple”.
No obstante, los vientos del crecimiento económico en México denotan un clima distinto a la beligerancia en las sombras del T-MEC. En Hidalgo, las proyecciones económicas son alentadoras y las cifras en 2023 marcaron un superávit de 2 mil 751 millones de dólares (mayor en un 22.1% a 2022) que se acompañó de una inversión extranjera directa de 211 millones de dólares, correlación que se ha incrementado en 2024 con el ingreso de inversiones internacionales, de las cuales, las provenientes de China están marcando un flujo interesante a nivel de empleos directos e indirectos y de confianza económica.
En este trazo de prospección los productores de partes de vehículos para vías férreas en Hidalgo han experimentado un notable crecimiento en ventas internacionales y, en un plano horizontal, la construcción del tren AIFA-Pachuca, que por orden del gobierno federal ocupará la mayor parte de su producción desde suelo patrio, indica una proyección económica en 2025 que marcará, nuevamente, un superávit para Hidalgo que se diversifica y está asumiendo nuevas lógicas de desarrollo productivo impulsadas por el binomio Sheinbaum-Menchaca.
También existe un incremento significativo en la industria automotriz en Hidalgo, que cuenta con una logística inmejorable a nivel geográfico y que, paulatinamente, ha ido creciendo y ganando confianza en el polo de desarrollo de Ciudad Sahagún.
Aquietando las aguas, la presidenta Claudia Sheinbaum ha proyectado desde la cumbre G-20 una aproximación significativa con China y Rusia y de reojo un paso por los BRICS, condición que une puentes mayores a nivel económico y pone en la mesa para el gobierno de Hidalgo nuevas proyecciones económicas y ventanas de oportunidad a las que se debe abrir en un trazo de reorientación económica y productiva.
La dimensión y reconfiguración del país en el plano económico se perfila con el aplomo a la industria y agronomía local sin dejar de auspiciar las condiciones globales de integración internacional. Esto advierte que la serie de transformaciones que está experimentando el capitalismo del siglo XXI van más allá de la conformación de acuerdos de libre comercio, lo que implica una mayor diversidad de enlaces comerciales y la vinculación a múltiples mercados productivos en expansión que suelen refrendar la división internacional del trabajo.
En este trazo, México salió avante en un clima de pandemia que no debe ser olvidado por las magnitudes sociales que experimentó y ello no va más allá de un sentido de resiliencia, lo que promueve escenarios en los cuales las conexiones y nexos internacionales se han abierto y generado mayores posibilidades de intercambios, subrogación productiva y división internacional del trabajo.
Hidalgo atraviesa por la conmoción de un gobierno que no se ha dormido en sus laureles, condición que debe ser analizada en la reorientación de los vínculos con el gobierno federal que es causal de una trayectoria de proyección económica favorable y que si se toma con la seriedad y prudencia gubernamental seguirá expandiendo las expectativas productivas, de consolidación local y de arribo de capitales de inversión nacionales y extranjeros.
Vamos bien, pero no hay que aflojar las riendas porque la carga se puede ir de lado.