En vilo ha tenido al mundo la creciente escalada bélica entre Rusia y Ucrania, donde la estupidez del presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, alentó a Volodimir Zelenski a utilizar misiles de alto alcance que de inmediato desde el Kremlin fueron contrarrestados con misiles ultrasónicos.
Este desencuentro, que a la distancia parece una ficción al estilo hollywoodense de la Guerra de las Galaxias, es en realidad una evidencia más de que nos encontramos en el planeta en un delgado horizonte apocalíptico, donde el gobierno de Washington y del Kremlin tienen los portafolios del juicio final en espera de desatar el Armagedón.
El cisma informativo de las hostilidades entre Rusia y Ucrania no pasó inadvertido en ninguna latitud del planeta y sigue una metralla incesante de versiones, narrativas y análisis que mantienen al rojo vivo las vísperas de una Navidad indolente en el orbe.
En México hemos amanecido con el cisma de la desaparición de los organismos autónomos, donde el INAI es el que le viene a la mente del imaginario colectivo y se ha convertido en el caballo de Troya de las arengas de la oposición al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, que contará en Hidalgo con la aprobación de esta reforma y de sus réplicas en los congresos en los que Morena tiene mayoría calificada.
El Congreso de Hidalgo se sumará con la inercia del apoyo de su mayoría morenista calificada a la aprobación de la iniciativa federal de extinción de los organismos autónomos y, con ello, se abrirá un nuevo capítulo segmentado en el control de la corrupción, impunidad y equilibrio del desempeño institucional en México.
En este plano, la discusión sobrada que mantiene la oposición del antiguo régimen estriba en que paulatinamente se han extinguido las formas de contrapeso público y el equilibrio de la visoria sobre las acciones del gobierno, que desde hace poco más de seis años encabeza Morena; lo cual es veraz, pero ello no implica en modo alguno que el Estado de poder omnímodo (absoluto) que malversó, corrompió y vulneró al tejido social por décadas, se replique.
Los tiempos y procesos políticos que vivimos han mutado dentro del espectro del sistema político de la nación. Empero, en el morenismo la depuración y control tanto de la corrupción e impunidad se encuentra en pañales, pero de algo estoy seguro, se cambian constantemente y las tutelas son mayores para que el desecho de la corrupción e impunidad no tengan la toxicidad del antiguo régimen. Pero ello no es suficiente, se requiere construir nuevos protocolos con el apoyo de la tecnología del Estado Digital para reducir, en un primer paso, a la mínima expresión la malversación pública, el peculado y la corrupción que aún siguen siendo el cáncer público.
Aunado a los instrumentos del Estado digital, que inciden en el control de las formas de discrecionalidad de servidoras y servidores públicos para evitar excesos y corrupción, se encuentra la moralización y profesionalización del staff de la burocracia administrativa, el cual deberá ser sometido a pruebas de probidad y profesionalismo para depurar las añejas prácticas oscuras que aún persisten.
De todos es sabido en Hidalgo que las pesquisas de la Estafa Siniestra se volvieron en un péndulo de moralización y aleccionamiento público que desde el gendarme custodio, Santiago Nieto, a los acicates discursivos del gobernador Julio Menchaca han iniciado la “zona de cero tolerancias” que, en voz del gobernador, ha llamado que se investigará y perseguirán los actos de corrupción “hasta sus últimas consecuencias”.
Del misil ruso a la extinción de los organismos públicos, el cisma sigue siendo el mismo: el escrutinio de la clase política y el poder omnímodo del aparato de Estado.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.