El multilateralismo puede definirse como una forma de cooperación entre varios Estados, en donde estos se adhieren a un proyecto político “común” que busca crear un marco normativo en el que los países compartan un mismo sistema de valores y principios que faciliten la sinergia entre los países. En este sentido, las instituciones y acuerdos internacionales son los principales mecanismos promotores de este vínculo colaborativo entre los pueblos del mundo, los cuales tienen la intención de establecer estructuras que impulsen foros de diálogo para edificar relaciones entre naciones; en este orden de ideas, anualmente se llevan a cabo reuniones de los diversos foros internacionales en donde los representantes de cada país exponen sus perspectivas sobre determinado tema, y en esta ocasión tuvo lugar la Cumbre del G20.
Esta cumbre internacional reúne a las 20 economías más grandes del mundo y se lleva a cabo para abordar temas económicos y humanitarios relevantes en la actualidad, entre otros varios de su agenda. A este respecto, esta reunión agrupa a mandatarios como los de Brasil, Estados Unidos, diversos países de la Unión Europea, China y, por supuesto, México, entre otros. Desde su primera reunión en 1999, este grupo de países habían continuado por la línea que marcaba el líder de este foro multilateral, Estados Unidos, abordando mayormente las temáticas que este país dictaba y reproduciendo constantemente una agenda de colaboración multilateral.
En este contexto, como bien se predijo, ante la inminente salida de Joe Biden de la Casa de Blanca, la presidenta Claudia Sheinbaum decidió comenzar su tarea de diversificación de las relaciones internacionales de nuestro país, asistiendo por primera vez a un foro internacional de importancia, como lo es el G20, y haciéndolo de manera más rápida que su predecesor.
Sin duda, esto demuestra el cambio en la política exterior de este gobierno, en donde vemos a su máxima representante, Claudia Sheinbaum, siendo participe de este intercambio ideológico y cultural que implica la asistencia a estos eventos, lo cual es muy seguro que se produzca en gran medida como una forma de anticiparse a las políticas aislacionistas y xenófobas que próximamente Trump, muy seguramente, impondrá en contra de nuestros connacionales.
Es así que podemos ver que, contrario a lo que hacía AMLO, Claudia Sheinbaum no está dejando la política exterior nacional solamente en manos de su Canciller, sino que la está aprehendiendo por cuenta propia y encaminándola hacia la ampliación y fortalecimiento de nuestras relaciones, evidencia de esto fueron las conversaciones que mantuvo la presidenta con los mandatarios China, Turquía, Brasil, Corea del Sur o Indonesia, países que productivamente cada vez tienen mayor influencia y que, si la presidenta juega debidamente sus cartas, pueden ayudar a disminuir drásticamente la dependencia a Estados Unidos.
Bajo este enfoque, resulta paradójico que ese orden multilateral que Estados Unidos promovió durante las últimas dos décadas y en el cual México se arraiga cada vez más hoy en día, sea justamente lo que Donald Trump quiere evitar para nuestro país con tal de que, en todo momento, tenga manera de subordinar nuestra posición.
Por: Carlos Nander
Estudiante de la disciplina de las Relaciones Internacionales en búsqueda de los posibles efectos que pueden generar dentro de nuestro país. Amante del conocimiento, la historia y el cine.
