Lejanos estuvieron los intereses de Ana Karen Parra Bonilla, titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Hidalgo, donde Rosario Piedra con toda una trayectoria dentro de la izquierda en México -e hija de la legendaria Rosario Ibarra de Piedra- ha sido reelecta en la Comisión Nacional de Derechos Humanos, lo que provocó un desencuentro entre las fuerzas de Morena y la oposición en el Senado de la República y con el sector de la sociedad civil proclive al antiguo régimen.
El activismo político y social de Rosario Piedra presenta el capital idóneo para su empoderamiento en la CNDH y, con ello, gestar un nuevo periodo comprendido entre el 16 de noviembre del 2024 al 15 de noviembre de 2029.
Las pretensiones de la ombudsperson hidalguense Ana Karen Parra Bonilla de encabezar la CNDH, se encontraron con el peso político que reviste para la izquierda en México la figura de Rosario Piedra, condición inamovible en el apoyo para continuar en el cargo. Empero, las fuerzas de la oposición y sus cónclaves de la sociedad civil se han manifestado en rechazo a esta designación, pero con la impotencia de no poder derribarla frente al capital político y presencia de Morena en y desde la sociedad civil.
En el escenario de la relección de Piedra Ibarra en la CNDH, el panista Marko Cortés arremetió impugnando la designación, acusando falta de responsabilidad y pericia de la titular para llevar a cabo sus labores, cuestión que a contraflujo tuvo el apoyo de la bancada de senadores de Morena, incluidos Simey Olvera y Cuauhtémoc Ochoa de Hidalgo.
En esta atmósfera por demás convulsa, Rosario Piedra tendrá que replantear la actuación de la CNDH frente a la creciente estela de violaciones a los derechos humanos, bajo un esquema de modernización acorde a las nuevas prácticas en la materia, que ya se despliegan a nivel internacional y que se encuentran adhiriendo la constante retroalimentación de la sociedad civil y participación ciudadana en sus estructuras.
El trazo internacional del activismo ciudadano en los organismos de derechos humanos abre una nueva arquitectura para la defensa y protección de la ciudadanía. En esta lógica no se olvida el desencuentro de los 43 estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa y la migración en México, que ha causado una serie de atropellos de autoridades del Instituto Nacional de Migración hacia sus derechos humanos, y ocupa un espacio central en las nuevas directrices e instrumentos que deberán diseñarse para la protección de la integridad de los migrantes en suelo nacional que, además, ahora enfrentan las presiones de una nueva política y cadena de restricciones legales del gobierno de Donald Trump que ya ha desplegado la declaratoria de amenaza antiinmigrante.
En este trazo, también sobresale la ola delincuencial que mantiene en vilo las garantías y derechos humanos en el país y que fue uno de los pronunciamientos de Rosario Piedra para garantizar un trabajo de proximidad entre las autoridades del gobierno morenista y la CNDH, trazando con ello un diálogo de defensa y promoción del respeto a la integridad humana.
Nos empezamos a acostumbrar en el escenario político y gubernamental en México a los zafarranchos que se presentan entre el oficialismo y la oposición, lo cual no implica la naturalización de los eventos, sino una clara radiografía de que el sistema político se encuentra en franca recomposición, y que la vieja y añeja estructura política tendrá que dar cabida a las nuevas lógicas y prácticas del poder en la nación, por la voluntad democrática diferida o directa de la ciudadanía.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.