Desde España, en plena insurrección, Ciro Gómez Leyva contraataca impugnando la reforma al Poder Judicial. Advirtiendo que este poder público es “la única frontera de civilización que queda en la nación frente a la barbarie de la izquierda populista”.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha ido más allá de la censura y críticas políticas de Gómez Leyva en los argumentos de calidad de la democracia y realizaciones sociales del 2º Piso de la 4T y, en vez de decir “yo tengo otros datos”, ha señalado “el pueblo opina distinto”.
La calidad de la democracia sólo se refleja en la medida que la generación de expectativas y oportunidades sociales concretan factores míticos como la justicia social. Más de 700 mil mujeres en México ya acceden a la pensión del bienestar de 60 a 64 años, a las cuales en Hidalgo se suman las mujeres de los pueblos originarios.
Empero, históricamente, las democracias occidentales, y México no es la excepción, han caído en una crisis de generación de oportunidades sociales y perdido identidad política por la creación de mitos políticos. Lo que en casos que avala la tragedia neoliberal de dictaduras “alucinantemente exitosas e incivilizadas” como la de Pinochet en Chile, trajo dudas sobre el peso y correlación de la calidad de la democracia y los factores de la economía, así como la distribución de la riqueza.
¿De qué civilización habla Ciro Gómez Leyva?, ¿por qué Gómez Leyva no analiza la barbarie y atrocidades de la conquista española sobre los pueblos originarios de lo que hoy constituye México, donde el Poder Judicial es la versión heredada de esa misma sociedad de privilegios que se mantuvo, incluso, después de la independencia?, ¿es acaso España con su Rey palaciego el arquetipo civilizatorio y de éxito social en el orbe?
Los mitos de la calidad de la democracia en nuestros días, desde la visión de las fuerzas políticas derrotadas del antiguo régimen, en que el PRIAN focaliza sus voces sobre que la “democracia no puede ser excluyente” y a contracorriente avala la tómbola del Poder Judicial, es una condición cierta, pero que evita hacer referencia a que su exclusión es por derrota política-electoral, no por segregación negativa o autoritaria del gobierno de Claudia Sheinbaum.
En esta atmósfera, los mitos sobre la democracia acuñados desde el antiguo régimen se asocian a la libertad, a la justicia social, a la paz y concordia social, así como al acceso “equitativo de los poderes público” y ahora a la preservación de la frontera “civilizatoria”. Todas condiciones cosméticas y encubiertas en un velo que ha sido tirado desde la propia arquitectura constitucional que crearon las fuerzas políticas de la vieja guardia y, que hoy, se les revierte desde los escaños plurinominales “que son su pulmón”, hasta la estructura burocrática de la cual la extracción de la mayoría es priista con chaleco guinda.
La infiltración y éxodo al gobierno de Julio Menchaca de las fuerzas del antiguo régimen, es un secreto a voces de la palestra pública; resulta ocioso citar nombres de personeros que se asumen de izquierda cuando comen con la derecha y en la quincena, reciben el pago con la izquierda y firman con la derecha.
¿Podríamos creer con dos dedos de frente y sensatez que Alejandro Alito Moreno y Marko Cortés son demócratas?, ¿nos podríamos olvidar que, a los presidentes del antiguo régimen -como lo hacía el Rey con el Virrey desde España- se les ponía y quitaba por dedazo?, ¿acaso no recordamos la imagen de Miguel Osorio Chong en visita al entonces presidente de México, Enrique Peña Nieto, saliendo con mirada triste por no haber sido designado candidato a la presidencia?
La sintomatología de las impugnaciones sobre la calidad de la democracia y sus mitos desde el antiguo régimen se han ido incrementando. Lo mismo desde los llamados al gobierno de Estado Unidos para que presione a Claudia Sheinbaum y les devuelvan el Poder Judicial, que en las crecientes campañas mediáticas del PRIAN que acusan y advierten que México se convertirá en una dictadura al estilo de Venezuela (hasta Brozo se ríe de esto y vaya que Brozo es ultraconservador).
La calidad de la democracia debe desterrar sus mitos desde el gobierno de Claudia Sheinbaum. Los programas sociales; un gobierno austero y en equilibrio que armoniza las oportunidades de la ciudadanía en la redistribución de la riqueza; la educación de calidad y la cultura, salud pública de vanguardia, y que subsana el déficit de seguridad pública como epicentro de la transformación de la nación son el inicio para extirpar la antidemocracia del antiguo régimen y sus mitos civilizatorios.
¿De qué frontera de civilización habla Ciro Gómez Leyva?
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.