La participación política de las mujeres indígenas

Garantizar la participación efectiva de las mujeres y hombres indígenas en las estructuras gubernamentales, debe implicar una reingeniería legislativa en cambios sustantivos que permitan garantizar la alternancia política para los pueblos originarios en Hidalgo y el país.

INEGI publicó en 2020 que en Hidalgo más de 350 mil personas hablan una lengua indígena. De las lenguas originarias sobresalen el Náhuatl, Otomí, Tepehua y Totonaco. A su vez, existe un incremento en la visibilidad de personas que se reconocen como afromexicanos en la entidad.

Es innegable que históricamente en México la democracia inclusiva experimenta un déficit primordial en la presencia de las estructuras gubernamentales de mando de personas de los pueblos originarios. En Hidalgo, la ampliación del Programa de Pensión del Bienestar ha develado las penurias y carencias de las mujeres indígenas, y pone en la reflexión gubernamental no sólo la necesidad de incrementar los programas sociales hacia los habitantes de los pueblos originarios, sino también su inclusión política efectiva en las estructuras de mando en la nación.

La participación efectiva de las mujeres indígenas en la palestra pública debe ir más allá de la prescripción de gobierno incluyente. Hoy que la presidenta Claudia Sheinbaum ha dado el salto cualitativo con la reforma de alternancia política de género debe abordarse de manera directa la alternancia política de género para los pueblos originarios. Es prioritario que exista participación efectiva de mujeres y hombres indígenas en la estructura de los poderes públicos y el ejercicio de gobierno.

En una estricta recuperación ética de la política y la democracia deben evitarse la simulación y las pantomimas como las que primaron en Hidalgo por personeros del PAN que se adscribieron como indígenas (Asael Hernández Cerón y Margery Rivera) para ocupar una diputación federal, cuestión denigrante que insulta a los pueblos originarios y a la nación.

La igualdad ciudadana es uno de los principios fundamentales de la democracia. En esta tesitura, garantizar la participación efectiva de las mujeres y hombres indígenas en las estructuras gubernamentales debe implicar una reingeniería legislativa en cambios sustantivos que permitan garantizar la alternancia política para los pueblos originarios en Hidalgo y el país.

Hasta ahora, en Hidalgo y la nación han primado la verticalidad política y las barreras estructurales que a nivel constitucional han impedido que los pueblos originarios asciendan a la estructura gubernamental de la nación. Es necesario que en este gobierno de inclusión” la inclusión de los pueblos indígenas en la alternancia política de género garantice su presencia efectiva en la vida pública y estructuras gubernamentales.

La participación de la mujer indígena en la alternancia política es un imperativo que debe ser contemplado por la legislatura del Congreso de Hidalgo. Si se trata de crear legislaciones de vanguardia se debe empezar por restituir a los pueblos originarios el valor de su presencia histórica y cultural, empoderándolos en la estructura pública.

Es necesario replantear una Constitución que reconozca tanto de jure como de facto la participación de las mujeres indígenas en las estructuras de gobierno en México. Entiéndase gobierno político de alternancia de género con presencia efectiva de mujeres y hombres de los pueblos originarios.

Así como hoy asciende al Poder Ejecutivo una mujer de origen caucásico, de igual manera deberá por méritos propios ascender al poder una mujer indígena. Esto implica ampliar las oportunidades de desarrollo para los pueblos originarios, que las Rutas de la Transformación del gobernador Julio Menchaca le transformen la vida a los hombres, mujeres y niños de los pueblos originarios de Hidalgo. Que Hidalgo también sea indígena y originario en su gobierno desde la raíz de su tierra que hizo fértil lo mismo el Náhuatl, el Tepehua, el Totonaca que el Otomí.


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