En un contexto de creciente violencia en Hidalgo, las posturas del gobernador Julio Menchaca, el secretario de Seguridad Pública, Salvador Cruz Neri, y el encargado de la Procuraduría General de Justicia, Francisco Fernández Hasbun, han generado debate sobre la verdadera situación de la seguridad en el estado. Sin embargo, parece claro que la visión de Menchaca es la más cercana a la realidad que enfrenta la población, mientras que Cruz Neri se distancia tanto del sentir ciudadano como de las acciones del propio gobernador.
Julio Menchaca ha sido contundente al reconocer la complejidad del problema. No ha dudado en señalar que la reciente ola de violencia podría estar vinculada con cárteles y el robo de combustible, un fenómeno que el estado ha combatido con fuerza en los últimos meses.
Menchaca dejó claro que “para el crimen no hay fronteras”, y que su gobierno está trabajando en colaboración con entidades federales para hacer frente a la delincuencia. La propuesta de Menchaca de consolidar una Policía Metropolitana es una medida audaz que refleja su compromiso por enfrentar el crimen organizado y proteger a la población.
Por su parte, Francisco Fernández Hasbun ha demostrado un enfoque alineado con la visión del gobernador. En su reciente comparecencia, Hasbun aseguró que la Procuraduría no distingue entre un delito y otro, y subrayó que “ningún delito es una percepción”, contradiciendo abiertamente a Cruz Neri. Hasbun ha sido claro en su postura: todos los crímenes deben ser investigados y resueltos conforme a derecho. Bajo su liderazgo, la Procuraduría ha obtenido 681 sentencias condenatorias y ha implementado nuevas herramientas como un portal de denuncias en línea y chatbots para facilitar la denuncia ciudadana. Aunque no minimiza la violencia, Hasbun se enfoca en la justicia y transparencia para fortalecer la confianza de la ciudadanía en las instituciones.
En contraste, Salvador Cruz Neri parece estar desconectado de la realidad que vive el estado. A pesar de los recientes 17 crímenes en la zona metropolitana de Pachuca, incluyendo el hallazgo de fosas clandestinas y cuerpos calcinados, Cruz Neri ha insistido en que estos son sólo “hechos aislados”. Según el secretario, la inseguridad en Hidalgo es principalmente una cuestión de percepción, y el estado sigue siendo uno de los más seguros del país. Esta postura ha generado críticas, no sólo desde la oposición, sino también desde el mismo Congreso, donde varios diputados han señalado que la violencia en Hidalgo no puede ser minimizada. La diputada Montcerrat Hernández calificó su comentario de “desatinado”, argumentando que normalizar la violencia sería un grave error.
Mientras Menchaca enfrenta los desafíos de seguridad con realismo y determinación, Cruz Neri parece alejado de la gravedad del problema. El enfoque del gobernador es claro: combatir al crimen organizado y proteger a los ciudadanos con acciones concretas y efectivas. Hasbun, por su parte, sigue la misma línea al reforzar las instituciones judiciales y ofrecer mayor acceso a la justicia.
El verdadero reto para Hidalgo no es sólo combatir la delincuencia, sino recuperar la confianza de la población en sus autoridades, algo que sólo será posible si las acciones de seguridad se alinean con la realidad que enfrenta el estado.
