El 7 de octubre de 2023 la organización político-militar Hamas llevó a cabo la operación “inundación Al-Aqsa”, la cual surgió como respuesta a los históricos abusos israelíes contra población palestina, dicha acción trataba de reivindicar sus derechos al territorio para demostrar que no están solos en la lucha contra la larga ocupación que ha ejercido el gobierno de Israel en conjunto con sus aliados en occidente. Fue una operación relámpago que tuvo severas consecuencias para la población israelí pero que desencadenó efectos catastróficos para el pueblo palestino, ya que fue a partir de esto que Israel intensificó inmensamente sus ataques en contra del pueblo habitante de la Franja de Gaza y otros territorios.
Hay que dejar algo claro: Desde la creación de Israel en 1948, el Estado ha sido una fuerza opresora contra el pueblo palestino. Ha habido periodos de mayor opresión y otros en donde se ha llegado a ciertos acuerdos que disminuyeron la magnitud de las hostilidades; sin embargo, nunca se han detenido porque Israel quiere apropiarse de todo el territorio. De igual manera, Israel ha sufrido numerosos ataques de países u organizaciones que buscan defender a la población palestina, pero estos han sido diametralmente inferiores a los realizados por Israel.
No obstante, la operación desplegada por Netanyahu posterior a los sucesos del 7 de octubre de 2023 ha sido la más sangrienta en la historia de las agresiones entre los diversos actores implicados. La cifra que se tenía sobre 40,000 palestinos asesinados se ha visto rápidamente sobrepasada por la incapacidad de contar a las víctimas, por lo que ya hay estudios que señalan entre 100,000 y 200,000 personas asesinadas por fuego israelí.
En este sentido, esta y otras problemáticas demuestran la necesidad de que las organizaciones internacionales que emanan de la ONU sean reestructuradas para que puedan funcionar como verdaderos garantes de los derechos humanos de las y los pobladores del mundo, ya que como se ha visto históricamente, en realidad estas organizaciones sólo funcionan cuando ciertos países las hacen movilizarse.
A este respecto, la situación es simplemente indignante, Israel continúa violando las normas del derecho internacional y sus aliados como Estados Unidos, Francia y el Reino Unido cada vez encuentran menos razones para apoyarlo en esta ofensiva; sin embargo, pese a que se distancian cada vez más, ninguno de ellos le pone un verdadero freno al genocidio que debería evidenciarse por todos los rincones del mundo.
Este conflicto parece no tener una posible resolución pacífica ya que, si Israel no se detiene, el escenario más probable sea que las agresiones desde Irán, Yemen y otros países enemigos de Israel se incrementen hasta el punto de una guerra a gran escala. Por otro lado, podría presentarse un escenario en el que, con tal de evitar lo antes mencionado, algunos países intervengan en territorio Israelí con la finalidad de juzgar a su primer ministro, Benjamín Netanyahu, y a todos aquellos implicados en esta masacre, lo cual es difícil debido a las alianzas de este país.
Bajo este orden de ideas, a lo largo del mundo, diversos sectores de la población civil se han encargado de la recolección de firmas y la realización de mesas de diálogo con autoridades de sus países para que estos rompan relaciones diplomáticas con Israel, acción que aumenta la presión para que se detenga de realizar atrocidades. Países como Colombia y Bolivia han realizado este acto de solidaridad con la población palestina, sin embargo, nuestro país aún no ha sido lo suficientemente incisivo en manifestar su descontento, aún y cuando arrastramos una historia de solidaridad internacional bastante amplia.
Por: Carlos Nander
Estudiante de la disciplina de las Relaciones Internacionales en búsqueda de los posibles efectos que pueden generar dentro de nuestro país. Amante del conocimiento, la historia y el cine.
