La designación de Luisa Alcalde al mando en Morena, desde la Asamblea Nacional del partido hegemónico, proyecta el peso político de una era de cambio nacional en la transición de mando que en unas horas abanderará como nueva presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo.
Los signos de la renovación nacional en el partido hegemónico son claros y contundentes, y condensan dos vectores del mando político de Claudia Sheinbaum: inclusión social y horizontalidad política.
No es una expresión política menor que Luisa Alcalde lidere Morena. Este es el primer golpe en la mesa en la dirigencia del partido guinda que da Claudia Sheinbaum, y su lectura debe primar como el distintivo de que la equidad política de género es el sello cualitativo de la administración sexenal entrante y que habrá de crear reformas de forma y fondo en la estructura política del orden sistémico nacional.
De Alcalde a alcalde
La inclusión femenina en la reestructuración política en México, que encumbra en un puesto decisorio en la conducción orgánica del partido hegemónico con Luisa Alcalde, concita una estela de transformación política también el Hidalgo, donde el alcalde de Pachuca, Jorge Reyes, también ejemplifica, en estos momentos, que la Asamblea Nacional de Morena no es sólo una condición cosmética de sus estructuras, sino que permite advertir que la transversalidad de los mandos guindas en el país, son la clave para afianzar un proyecto generacional de largo aliento a nivel nacional.
En reiteradas ocasiones, desde que Jorge Reyes inició su proselitismo político hacia la contienda por el Ayuntamiento de Pachuca, realizó innumerables pronunciamientos en los que reconocía la valía de Claudia Sheinbaum como la futura presidenta de México. Los pronunciamientos de Reyes Hernández advirtieron un clima de adhesión política y cierre de filas desde Hidalgo, al que se habían sumado las y los candidatos de Morena a la elección más grande de la nación.
Es en este trazo político, donde el cierre de filas en Morena a nivel nacional encumbra a la inclusión política de género como vanguardia de reforma de las estructuras políticas en México. Se perfilan las condiciones de una modernización del sistema político, no cosmética ni maquillada por la retórica, sino por hechos contundentes de renovación política.
Es vital entender que nos encontramos en presencia de un mando político en manos de Claudia Sheinbaum, que habrá de profundizar los cambios en las estructuras políticas de México. Es prudente advertir que el control de los poderes públicos era el paso decisivo para cercenar al sistema político del antiguo régimen, pese a que en Morena no son todos los que están ni están todos los que son. Esto implica que pese a que existen veletas y marionetas políticas en Morena, la columna vertebral de la estructura morenista está dando golpe tras golpe en la mesa, y esos pasos ya se advierten en la fragmentación política de la derecha y en la consolidación social del morenismo en México.
Se calienta el escenario político
Mientras las acciones de la derecha en México no calientan a nadie y se erigen como fallidas, en la escena política de los cambios estructurales de esta izquierda a la mexicana, se están encubando eventos políticos de magnitud trascendente, sin que los análisis políticos entiendan que no se trata de un cambio de gobierno de AMLO a Sheinbaum, sino de una evolución política sin precedentes en la era moderna de México.
De Alcalde a alcalde
El papel de reestructuración política que vive Morena a nivel nacional y la nueva cara que presenta la metrópoli de Pachuca, deja una reflexión de forma y fondo: la visibilización de la inclusión política enfrenta un clímax de reestructuración política que no podrá ser detenida en la nación.
