Ernesto Zedillo y la élite del poder

La visita de Ernesto Zedillo, expresidente de México, tuvo poco impacto para el análisis político y de la realidad social que vive el país. Empero, dejó claras las huellas de una clase política vetusta, autoritaria y que se niega a morir.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.

En los entretelones y parafernalias de la clase política del antiguo régimen, cada vez que regresa un expresidente y abre la boca para hacer una declaración, se estrujan los lamentos de épocas funestas de la historia reciente de México, donde la corrupción, impunidad y el autoritarismo de Estado, dejaron hondas huellas de dolor.

 

La visita de Ernesto Zedillo, expresidente de México, tuvo poco impacto para el análisis político y de la realidad social que vive el país. Empero, dejó claras las huellas de una clase política vetusta, autoritaria y que se niega a morir.

 

Con el desplante de un “conocedor de la política mexicana”, Ernesto Zedillo sentenció: “una atrocidad, la reforma al Poder Judicial… con esta reforma muere la democracia”.

 

Empero, las palabras del expresidente Zedillo tienen un saldo de inmoralidad que causan estupor. Fue en el sexenio de Ernesto Zedillo donde el pillaje jurídico desde el aparato de Estado se avaló en su gobierno y dio paso a legalizar y legitimar el fraude bancario y de la banca privada conocido como FOBAPROA, que mandó a deuda pública más del 50% de los pasivos de los gánsteres de las finanzas bancarias; endeudando al país (en concreto y no en abstracto) hasta nuestros días y condenado al pago de una deuda privada a las y los mexicanos y a sus generaciones venideras.

 

Podemos apreciar de manera paralela cómo ese México que gobernó Ernesto Zedillo, en Hidalgo nos revela el modus operandi de la Estafa Siniestra, producto de las prácticas y lógicas gubernamentales del antiguo régimen, donde Jorge Valverde, titular de la Auditoría Superior del Estado de Hidalgo, ha denunciado una vértebra de las pesquisas donde se han malversado 300 millones de pesos al erario público.

 

Ese México, gobernado por el PRI, que habría de marcarle el paso a la transición política y prolongación mafiosa del PRIAN, que hoy llora en Hidalgo la desbandada y éxodo de sus militantes a las filas de Morena en busca de algunos “de un partido justo” y de otros “de un sitio de protección económica”, es la radiografía de que la justicia en México se vendía al mejor postor y protegía una sociedad de privilegios desde y con el Poder Judicial.

 

Pero el gobierno de Ernesto Zedillo no sólo fue la calamidad del FOBAPROA. Cabe recordar el levantamiento del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional que, en aquella época, fue violentamente reprimido por orden de Zedillo en un enfrentamiento con el Ejército mexicano. El EZLN contaba con el subcomandante Marcos (ahora, aburguesado y nostálgico por Ernesto Zedillo y el antiguo régimen), quien en esos momentos dejó en claro la marginación, miseria, desigualdad y latrocinios que vivían los pueblos originarios en Chiapas y la nación, lo que logró la admiración de propios y extraños, al grado que hasta revolucionarios del movimiento separatista vasco ETA se sumaron a las filas del EZLN contra el poder del antiguo régimen.

 

Hoy, en las Rutas de la Transformación en Hidalgo, el gobernador Julio Menchaca sigue constatando el abandono de los pueblos originarios y de las y los hidalguenses, que en su mayoría acusa las penurias del antiguo régimen que hizo y encumbró el bastón priista desde el caciquismo y el autoritarismo gubernamental. También los hidalguenses siguen aportando a la deuda que heredó al país el expresidente Ernesto Zedillo y los gánsteres del FOBAPROA.

 

Los pueblos suelen tener una memoria laxa respecto de sus gobiernos. Es en este escenario donde Ernesto Zedillo, sin escrúpulos ni autoridad moral, pretende hacer valer sus palabras, estrangulando la razón política y olvidando las tropelías que él encarnó como presidente de México.

 

Precisamente hoy que en Hidalgo el gobernador Julio Menchaca encabeza las Rutas de la Transformación quedan las sombras y resabios de ese antiguo régimen que alguna vez encauzó Ernesto Zedillo, realidad que hoy reclama escrúpulos y autoridad moral para resarcir el daño que la ciudadanía de Hidalgo y México experimentaron durante y más allá del gobierno del expresidente Zedillo.

 

Por si fuera poco, fue Zedillo el que le entregó la estafeta a Vicente Fox en esa pantomima política que dio paso al PRIAN, orquestada por la vieja guardia del PRI de la que sobresale la presencia y operación política hasta nuestros días del expresidente Carlos Salinas, quien ha movido las marionetas del antiguo régimen casi a su antojo.

Ernesto Zedillo carece de la autoridad moral para venir a señalar: “una atrocidad, la reforma al Poder Judicial… con esta reforma muere la democracia”.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.