La historia oculta del Poder judicial (Parte III)

En Hidalgo, la reforma al Poder Judicial marca el primer gran desencuentro entre el gobernador Julio Menchaca y la estructura burocrática de la justicia que salió a las calles. Estas manifestaciones le hicieron a Julio Menchaca lo que el viento a Juárez.

Lily Téllez desquiciada de la rabia le tiró 30 monedas de Judas a su correligionario panista Miguel Ángel Yunes Linares, que dio el voto de calidad en el Senado a la aprobación de la reforma del Poder Judicial. La historia se había consumado y el poder del político tabasqueño López Obrador hacía buenos los pronósticos del poder demoledor de Morena.

 

El análisis crítico de la derrota en el Senado del antiguo régimen traza un solo vector: el sistema político comienza una verdadera transición democrática.

 

Examinar a detalle los coletazos en Hidalgo de la reforma al Poder Judicial marca el primer gran desencuentro en la autoridad del gobernador Julio Menchaca y la estructura burocrática de la justicia que salió a las calles para dar un golpe en la mesa y aleccionar al mandatario estatal del proyecto de alternancia política de la 4T, lo que a Julio Menchaca le hizo lo que el viento a Juárez.

 

Sin embargo, a diferencia del año anterior al Segundo Informe de Gobierno, donde el esplendor de la procuración de la justicia y la democracia a cargo del gendarme custodio, Santiago Nieto, le habían proferido luz y equilibrio al poder gubernamental, esta vez Julio Menchaca daba la cara de frente a las manifestaciones de la burocracia llamando a “no politizar la reforma judicial”.

 

Mientras tanto, Ken Salazar, embajador de Estados Unidos en México, seguía arengando y alentando a la oposición del antiguo régimen para agudizar el complot político que pudiera llevar al control del monopolio de la justicia del Poder Judicial a una crisis política del Estado Mexicano.

 

Clave de la historia oculta

El complot se mira desde Washington 

 

Trazada la estrategia del complot político y bajo las presiones de la postura de López Obrador y Sheinbaum, los días han transcurrido perfilando los elementos de crisis política sin mayores dividendos para la oposición de la derecha en México. 

 

En esta atmósfera, la aparición de la Marea Rosa (grupo de choque de la sociedad civil) tomó las calles en diferentes estados con contingentes precarios pero entusiastas para derribar o, al menos, intentar causar desconcierto y bulla en la ciudadanía por la reforma al monopolio de la justicia del Poder Judicial; Hidalgo no fue la excepción, en el Reloj Monumental de Pachuca aparecieron las pancartas rosas, mientras algunos ciudadanos miraban la manifestación y uno que otro perro dominguero que buscaba las migajas de algún parroquiano que se comía un sándwich en la pérgola del vetusto reloj de maquinaria construida en Inglaterra.

 

En los entretelones, desde Washington vino la orden expresa: “es pertinente alentar el desencuentro de la oposición desde los partidos representativos de la oligarquía, pero sin dejar rastro que la operación se mira desde Washington”. Entonces, Ken Salazar, embajador norteamericano, maquillaba sus primeras declaraciones haciendo un llamado a López Obrador para que retirara la “pausa política” con la embajada norteamericana y con el gobierno de Estados Unidos y Canadá; pero el presidente, como siempre, tenía otros datos e hizo “fuchi” a la petición del embajador norteamericano que meses antes había pisado suelo hidalguense.

 

En rechazo al complot político, Marcelo Ebrard y Juan Ramón de la Fuente, ambos miembros del próximo gabinete de Claudia Sheinbaum, salieron al quite de la soberanía nacional y mandaron misivas de crítica al injerencismo del gobierno de Washington destacando: “México seguirá abierto a cualquier diálogo constructivo y a cualquier intercambio de ideas que esté en la línea con nuestros valores democráticos, siempre y cuando esas conversaciones se basen en el profundo respeto que México y EE.UU tienen entre sí y por su soberanía. Somos vecinos, somos amigos y somos socios en crecimiento, en la construcción de la prosperidad para nuestro futuro común”.

 

En este trazo quedaban decapitadas las argucias del embajador Ken Salazar, no así el complot que se miraba desde Washington.

 

No obstante, frente a la poca cabida que dio López Obrador a las declaraciones de los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, se intensificó el paro del Poder Judicial y las imágenes a título de campaña de “terror” comenzaron a perfilar en la prensa nacional artículos y cartones caricaturescos que demeritaban los logros del último Informe de Gobierno del presidente y además de la sumatoria de los seis años de gobierno. La maquinaria mediática de la oposición iniciaba, sin imaginación, una puesta en escena con fantasmas del terror político donde se destacaba la antidemocracia, la carencia de libertad y la esclavitud de la justicia del Poder Judicial a menos de un mes del cambio y toma de mando de Claudia Sheinbaum.

 

Hidalgo se aprestó desde el Congreso local al dominio de las comisiones de vanguardia legislativa frente al bloque obstruccionista PRIAN-MC+PT/GU, que iniciaban los escarceos propios de la derrota en el Senado en la batalla por el Poder Judicial.


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