La batalla por el Poder Judicial (Parte III)

El sexenio de Vicente Fox se caracterizó por el dispendio, el uso del Poder Ejecutivo como maquinaria de veleidades, el Poder Legislativo para empoderar al capital privado nacional y extranjero, mientras el Poder Judicial era el pitbull que se aseguraba de morder a la disidencia política y actuar como impulsor jurídico del sector empresarial.

Hidalgo vivía las turbulencias políticas y económicas del antiguo régimen y del neoliberalismo que había llegado de la Escuela de Chicago de Milton Friedman hacia los años de 1990. El intento de desafuero político de López Obrador había quedado en un impasse político y el emporio de las industrias de Ciudad Sahagún se desvanecía con el despido de miles de trabajadores que quedaron en el olvido, muchos de ellos en bancarrota y otros tantos en una migración al Distrito Federal que impactó directamente de manera negativa en la economía de Hidalgo, mientras el desabasto de agua ya era un problema público para las y los hidalguenses.

 

Comes y te vas 

 

El sexenio de Vicente Fox se caracterizó por el dispendio, el uso del Poder Ejecutivo como maquinaria de veleidades, el Poder Legislativo para empoderar al capital privado nacional y extranjero, mientras el Poder Judicial era el pitbull que se aseguraba de morder a la disidencia política y actuar como impulsor jurídico del sector empresarial, y del amparo del Poder Judicial para proteger intereses privados, algunos con fachada público y otros muchos sin caretas. Mientras tanto la pobreza y los pobres se acumulaban comprando el “Melate” para ver si abandonaban la miseria y la injusticia.

 

Para entonces, López Obrador había tenido, como jefe capitalino del Distrito Federal, diferentes batallas contra el Poder Judicial que había empujado desde 1988. La creación del IFE, hoy INE, que a decir del Peje, fue perdiendo ruta y creando privilegios de salarios, disfuncionalidad y anquilosamiento, marcaron sus pronunciamientos por entidades de eficiencia pública, mientras en su partido, el PRD, los desatinos tribales y primitivos lo empezaban a cansar.

 

El gobierno del cambio 

 

Se esperaba que Vicente Fox construyera el gobierno del “cambio” y desterrara las prácticas del antiguo régimen priista. Sin embargo, nada cambió: José José seguía con problemas de adicciones, el equipo Pachuca iniciaba una nueva historia al amparo del gobierno del estado de Hidalgo, y los fraudes electorales se maquillaban, la democracia se vendía al mejor postor y se asomaban los comicios del 2006 y la transición presidencial, donde López Obrador por segunda ocasión competiría por la presidencia de la República, pero Calderón se convertiría en “el presidente legal” y López Obrador en “el presidente legítimo”, en un fraude electoral de antología que aún le duele al Peje.

 

Los golpes a la oligarquía nacional y al capital foráneo 

 

Como jefe capitalino del Distrito Federal, López Obrador se opuso a la instauración del horario de verano, porque no favorecía ni las tarifas de luz ni ayudaba a las faenas agrícolas. En realidad, el horario de verano fue creado por las presiones de la oligarquía empresarial para armonizar la bolsa de valores de México con la de Nueva York y los mercados accionarios internacionales del norte del hemisferio. Todos sabemos que el Peje ya retiró el horario de verano.

 

Durante toda su gestión como jefe capitalino, el Peje recibió impugnaciones y conoció la aplanadora de la maquinaria de Estado. Televisa instauró en su barra de programas la “parodia política”, no para democratizar al sistema político, sino para deteriorar y ridiculizar la imagen del Peje. Televisa, que todavía era de color tricolor, se encargaba de bombardear en sus noticiarios al gobierno de López Obrador, que en aquellos años reivindicó con pensiones (pensión alimentaria) a los adultos mayores, esos mismos que hoy son parte de la explicación del piso firme de Morena en el gobierno.

 

La revocación de mandato 

 

El Peje hizo buenos los pronósticos de la democracia y puso su cargo público a deliberación ciudadana con la revocación de mandato e hizo temblar al poder blanquiazul del antiguo régimen que había frustrado los anhelos sociales por “el cambio democrático”. Aparecían la fuerza de los jóvenes, no al estilo de Álvarez Máynez, pero en el extravío político de la transición del antiguo régimen a la lucha antisistémica del establishment.

 

El hostigamiento de la oligarquía empresarial 

 

Para estos entretelones, la oligarquía empresarial ya tenía entre ceja y ceja al Peje y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) -dirigido entonces por Claudio X. González, padre del principal opositor en estos momentos que financia a la Marea Rosa que, inclusive, tiene en vilo al PRI y al PAN, Claudio X. González Junior- ya había participado en el fraude electoral de 2006, en el cual Vicente Fox, al igual que Carlos Salinas, habían hecho la advertencia de que el Peje no llegaría a la presidencia y, así fue, ganó Felipe Calderón.

 

Los dilemas del agua 

 

En aquella época, el Peje puso en marcha un Plan de Racionalidad del Agua que buscó armonizar el flujo de agua desde el Valle del Mezquital con el gobierno de Hidalgo, no obstante, Hidalgo sufrió -por un ineficiente manejo público- que las aguas residuales del DF inundaran el río Tula. Pero esa es otra historia.


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