Transición tersa y sin concesiones políticas en Hidalgo

El Congreso debe acelerar la tersa transición y empezar a generar un marco legislativo que direccione las decisiones gubernamentales, el uso de partidas presupuestales y una presencia de representación ciudadana inédita por su amparo a las causas justas de las y los hidalguenses.

En los recovecos de las estrategias políticas de la oposición en torno a la sobrerrepresentación de la Cámara Baja como lectura jurídica fallida de la Constitución, las presiones políticas se suceden en torno a la configuración del Congreso federal y el Congreso de Hidalgo.

 

La oposición se encuentra en un entramado de desorientación política debido al fracaso en el control del aparato de Estado que implicó su derrota del 2 de junio. Para la lectura política, este fracaso político dejó no sólo los lloriqueos de la frustración partidista del antiguo régimen, sino también la reconfiguración del sistema político, donde Morena controla al Poder Ejecutivo, al Poder Legislativo y al Poder Judicial.

 

Sin embargo, la creciente virulencia de la oposición en Hidalgo respecto a la consolidación del gobierno de alternancia de Julio Menchaca, concita un doble discurso de acción política a advertir: es evidente que a la posición se le han empobrecido los argumentos legales y retóricos para controlar el poder del Estado y, al tiempo, sus rendimientos políticos decrecientes y resentimientos le impiden tener un capital político de negociación, por lo que calladitos o con balbuceos guturales pretenden desatar una jauría política sin lógica ni poder alguno.

 

Es en este trazo de control del Congreso de Hidalgo donde las declaraciones de Andrés Velázquez Vázquez, quien ha sido ungido como líder de la bancada de Morena en el Congreso local, permiten apreciar que la consolidación del gobierno de alternancia de Julio Menchaca tiene todos los pelos en la mano y la burra de la oposición ha doblado las patas; por ello, con confianza y pulcritud política Velázquez Vázquez ha sentenciado que la transición de la legislatura será tersa.

 

En esta atmósfera de control político de Morena en Hidalgo se han ido erosionando los problemas de los vacíos de poder que pudo enfrentar el gobierno de Julio Menchaca en su primer año, donde el poder de grupos políticos que controlaban e infiltraban a Morena en el Congreso han sido decapitados y sólo apelan a la infiltración o, bien, a la obstrucción política en las estructuras de gobierno para generar contrapesos y juegos de interés.

 

Las lógicas y vectores políticos del control del Congreso de Hidalgo habrán de cambiar. Es pertinente suponer que la transición tersa se dará sin concesiones políticas y, mucho menos, en la negociación de acuerdos, porque Morena tiene el poder de decisión en la Cámara Baja y, por ende, esto permitirá consolidar las Rutas de la Transformación, acrecentando el poder político de Julio Menchaca, al tiempo que se debilita la oposición.

 

En los entretelones, Claudia Sheinbaum está por dar una batalla mayor. Hidalgo cuenta con el apoyo de la presidenta electa y las macro obras tienen un doble propósito: dignificar al pueblo y consolidar la transformación política de la nación.

 

En este plano, el Congreso debe acelerar la tersa transición y empezar a generar un marco legislativo que direccione las decisiones gubernamentales, el uso de partidas presupuestales y una presencia de representación ciudadana inédita por su amparo a las causas justas de las y los hidalguenses.

 

En definitiva, se vive un momento de esplendor político para Morena en el país. Esto presupone que desde el dominio pleno del aparato de Estado se orientará el control de una nueva historia política en la nación. Esta condición no ha sido entendida por la oposición que, en vez de presentar un proyecto político de vanguardia, se ha enfrascado en la búsqueda de posibles vacíos o resquicios legales que causan bulla en la ciudadanía como la sobrerrepresentación del Congreso, pero que no inciden en el control del poder público.

 

Es el momento idóneo para que la tersa transición en el Congreso de Hidalgo escriba otra historia, aquella que encumbró el proyecto de alternancia de Julio Menchaca, ¡Primero el pueblo!


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