Verdaderamente es sorprendente la cadena de sucesos que se generó en las últimas semanas alrededor de las elecciones en Estados Unidos; sin lugar a duda, estos acontecimientos modifican el panorama político y la opinión del electorado en todo el país, que es precisamente lo que buscan los candidatos estadounidenses: consolidar los estados que históricamente han pertenecido a su partido y tratar de aprehender aquellos estados “bisagra”, los cuales en cada elección podrían estar tanto del lado demócrata como del lado republicano, cuestión determinada por el contexto nacional e internacional así como por los candidatos que se exhiben en la boleta.
Para estas elecciones, Donald Trump, candidato del Partido Republicano, desde hace meses se presentaba con altas posibilidades de vencer al belicista Joe Biden, esto debido a que distintos sectores del electorado, pero principalmente los más conservadores, se han sentido abandonados por su administración, mencionando que su gobierno está más enfocado en las guerras del exterior que en cumplir con las necesidades de la población.
Si bien el escenario ya se presentaba difícil para el actual presidente, como fue antes mencionado, diversos acontecimientos han inclinado aún más la balanza hacia Trump. El atentado que sufrió en Pensilvania el 13 de julio significó un incremento de su capital político; el hecho de que justo después de ser disparado Trump le gritara a sus simpatizantes “peleen, peleen, peleen”, despertó en muchas personas la intención de votar por una persona que demuestra fortaleza a comparación de la vejez que emana Biden.
Aunado a esto, Donald Trump seleccionó a la persona que irá en su misma fórmula como vicepresidente. J.D Vance es un político que viene de una familia blanca de escasos recursos que después de servir en Irak para el Ejército, creó una empresa y escribió un libro de historia de “superación”. La selección de este individuo como su vicepresidente fue del gusto de muchas personas que lo ven como el modelo a seguir por sus valores cristianos, “meritocráticos” y, aunque no lo mencione, por el ideal de supremacía blanca que evoca.
Después de ver todo esto, el Partido Demócrata de Joe Biden entendió que su candidato y actual presidente no podría contender contra la figura de Donald Trump, la cual sólo crecía y crecía conforme pasaban los días. ¿Cuál fue la solución que le dieron a dicha problemática? Elegir al peor reemplazo que tenían: Kamala Harris. La actual vicepresidenta es uno de los personajes menos queridos de la esfera política, la única razón suficientemente válida para justificar la decisión del Partido Demócrata sería la de apelar por el público femenino y afrodescendiente, aunque aún con esos factores, Donald Trump lleva la delantera.
En este sentido, aún y cuando el Partido Demócrata haya cambiado su candidatura, a estas alturas Donald Trump lleva mucho recorrido de ventaja, por lo que esta situación genera algunas preguntas para nuestro país: ¿Será que Claudia Sheinbaum esté preparada para enfrentar las medidas coercitivas trumpistas?, Juan Ramón de la Fuente, como futuro Secretario de Relaciones Exteriores, ¿logrará disuadir las políticas migratorias y racistas de Trump? Esos son los siguientes retos que internacionalmente tendrá que enfrentar la 4T.
Por: Carlos Nander
Estudiante de la disciplina de las Relaciones Internacionales en búsqueda de los posibles efectos que pueden generar dentro de nuestro país. Amante del conocimiento, la historia y el cine.
