El tiempo de las mujeres

“Es tiempo de las mujeres” cita el eslogan de la campaña de la única candidata mujer en la contienda electoral del 2022 en Hidalgo. Y aunque la frase pudiera sonar vanguardista en el marketing político local, la realidad es otra.

Si consideramos la falta de visibilidad de las mujeres en la política local y los pocos casos en los que las mujeres han escalado a puestos políticos de relevancia en la toma de decisiones en el estado, la presencia de Carolina Viggiano en este proceso electoral se antoja debatible.

¿Por qué? Es verdad que “es tiempo de las mujeres”, de todas las mujeres, incluso de aquellas que promueven, defienden e implementan prácticas que poco tienen que ver con el feminismo y la autonomía femenina.  Si hablamos de una candidata formada en la política bajo los esquemas tradicionales del PRI, que ha construido una carrera a través de las prácticas de la vieja escuela, tendríamos que pensar en cuáles son sus convicciones y compromisos para con el bienestar de las mujeres. 

Si bien este análisis podría hacerse a las propuestas y perfiles de los otros candidatos, es imperativo pensarlo en la única mujer que participa en las elecciones, pues resulta poderoso pensar en las mujeres ocupando espacios de poder y representación que se convierten en ejemplos y caminos a seguir para las ciudadanas.

“Es tiempo de las mujeres”, sí, pero es un tiempo convulso y contradictorio, es tiempo de violencia y desaparición, tiempo de miedo y malestar social, tiempo de trabajos mal pagados y abuso de autoridad. Es el tiempo en que las mujeres deben aprender a sobrevivir, aun con los derechos y libertades ganadas por el feminismo; es un tiempo en el que no solo importa que haya mujeres en las contiendas electorales, sino que esas mujeres hayan roto (o al menos cuestionado) los pactos patriarcales que impone el sistema político de México.


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