Para la elección de nuevo gobernador (que sucederá el primer domingo del próximo junio), el partido Morena tiene mucho a su favor para obtener un buen resultado, excepto que no tiene la confianza ni la convicción de ganar.
Esa actitud la ha mostrado dicho partido desde sus inicios, al grado de que en este momento no tiene una carta fuerte de entre los verdaderos morenos para competir, porque se ha acostumbrado a que sean otros recién llegados los que ganen las candidaturas y las elecciones, y ellos, los verdaderos morenos, a ser sus servidores con todo el trabajo para cosechar migajas.
SOSA ES EL PATRÓN Y YA SALIÓ OTRO ASPIRANTE
El partido como tal es un desastre, pues pese a los triunfos del 6 de junio (gracias a AMLO y su influencia en el electorado), la elección de quien hoy es la presidenta, Sandra Ordóñez, pareció dividir aún más a este instituto, pues el resultado tuvo que ser avalado por el Tribunal Electoral después de que la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia la desconociera.
Pero todo mundo sabe, ya en los hechos, que quien manda en este partido es el Grupo Universidad, es decir, el ahora preso Gerardo Sosa; él es quien decide en la hora buena las candidaturas y quiénes las obtienen y, desde luego, los afortunados son parte de su grupo.
Sosa Castelán es el patrón de este partido, el que tiene el bastón de mando, el que decide y ejerce el poder a través de sus peones, como los diputados garzas (que en unos días ya se van), y sigue mandando de acuerdo a las candidaturas que tuvo y que ganó.
SURGE ASPIRANTE AL TRONO DE SOSA
Los morenos de nuestro estado no parecen aspirar a otra cosa que no sea ser sirvientes por el complejo de inferioridad que parecen sufrir, al grado de que los puestos de mando y de poder se los entregan en servilletas de seda a vivos y abusivos que logran cargos que honradamente son de ellos, los que desde el principio apoyaron a Obrador y que vivieron épocas amargas, y ahora que el tiempo es mejor, la cosecha la hacen otros.
El caso más representativo, por lo que significa en abuso y oportunismo -porque ni de chiste es moreno de verdad-, es Francisco Xavier, que para empezar logró la candidatura plurinominal y esto le garantiza ser diputado, dejando la suplencia para un trabajador de Morena, feliz de servir de tapete a este individuo.
Vivo como es, Berganza ya les dio una probadita de lo que les espera con él, cuando amenazó y casi exigió la expulsión de personajes de Morena que considera traidores. ¿Con qué autoridad?, ¿quién le dio estas facultades para ser el juez que determina quién vive y quién muere en este partido?
Así es este señor, que ya se siente dueño del partido y candidato a gobernador; por su forma de actuar, por lo menos se sospecha que le apuesta a las encuestas para irse posicionando. Sueña y quiere el trono de Sosa.
¿Y los morenos de verdad? Postrados y casi venerando a quien ya se siente su guía y amo.
LO BUENO ES QUE también hay gente que vale la pena para la apuesta grande, como JULIO MENCHACA Y ARTURO HERRERA, que tienen más calidad humana, intelectual y moral para la gran jugada dentro de Morena.
Dependerá de los morenos cómo jueguen: como sirvientes de vivos y abusivos, o como dueños de su partido y, por lo mismo, de lo que ellos decidan. Mientras tanto, su imagen es lamentable y lucen como dejados, agachones y acomplejados.
Qué lástima que, pudiendo ser gigantes, se conformen con ser enanos.
Por: Adalberto Peralta Sánchez
Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.