Gerardo Sosa, presidente del Patronato de la UAEH, durante más de 30 años construyó su imperio en el que lo mismo manejaba el presupuesto de la casa de estudios que el destino de miles de estudiantes, maestros y personal de acuerdo a su particular punto de vista, sin que hubiera alguien que se opusiera a sus decisiones, por temor o conveniencia.
Nada se movía en la UAEH si él no daba su aprobación; era el dueño de quienes lo aceptaban y de otros que, sin vela en el entierro, tenían que inclinar la cabeza, porque sólo sobrevivían si obedecían al guía.
El exgobernador Francisco Olvera le entregó la universidad como regalo para que fuera el dueño de manera supuestamente legal, gracias a las reformas a la ley orgánica, por la cual podía disponer del dinero y de los funcionarios a su gusto.
Con el bastón de mando en sus manos, no había poder más grande que el suyo y terminó de construir su imperio, el cual buscó por todos los medios extender al resto de Hidalgo, quiso mandar como gobernador, lo cual nunca logró ni logrará.
Con el dinero en sus manos, por lo menos veinte empresas que a nadie rendían cuentas y diversos cargos en la casa de estudios, Sosa se rodeó de súbditos que lo veneraban sin pudor y le atribuían todos los logros a cambio de poder, dinero y todo lo que éstos pueden dar.
Lo mismo puso a rectores como Juan Manuel Menes Llaguno, Juan Manuel Camacho Bertrán, Humberto Veras Godoy y Adolfo Pontigo, entre otros, a quienes dio de baja cuando ya no le convenían.
Sobre su actuar, todo mundo sabe lo que fue hasta antes de su detención. Con el sueño-obsesión de la gubernatura, compró partidos políticos y ganó diputaciones, la alcaldía y otros cargos de la administración pública, la última vez en 2018, cuando impuso candidaturas a un Morena débil y sumiso que no pudo impedir que tuviera casi diez diputados locales y por lo menos tres federales.
Era todopoderoso, sus diputados lo veneraban y a ciegas lo obedecían con abusos y torpezas. Pero este patrón está en problemas legales y ahora sus súbditos son ganado sin pastor. Muchos de ellos tienen los cargos más importantes en la universidad y otros ya figuran como candidatos a alcaldes.
¿Qué harán? Lo que se vislumbra es que este grupo de poder pierda presencia en el estado y que sus candidatos pierdan opciones de triunfo y vengan renuncias por temor, conveniencia, o por no tener posibilidades por falta de dinero, aparte de los que prefieran huir por estar implicados en delitos.
No sería raro que Adolfo Pontigo y otros funcionarios dejen el cargo y que Ricardo Baptista, Damián Sosa y Areli Maya dejen la candidatura por la presión social que deben tener. Es una posibilidad que suena lógica, pero sólo eso.
Otra cosa será la actitud que tomen los diputados de Sosa, que por origen de embotellado traen el tizne del patrón. Veremos…
BUEN INFORME DE FAYAD… El día de ayer, Omar Fayad dio a la ciudadanía un mensaje sobre el cuarto año de administración, que por los hechos y logros retrata a un gobierno que cumple. Particularmente las acciones para enfrentar la pandemia merecen todo el reconocimiento al mandatario y a su equipo de colaboradores.
TESTIMONIO A FLOR DE PIEL… Ayer mismo, en un noticiero, el gobernador dio un testimonio emocionante de lo que vivió cuando se contagió del virus: llegó a pensar que el mal era mortal y tomó decisiones con su familia y sus colaboradores. No cabe duda que escuchar este tipo de testimonios mueve más a la responsabilidad que otro tipo de advertencias.
¿CHAPULÍN?… La diputada Areli Rubí Miranda renunció al PRD y adivine usted a qué partido se fue… exacto: a Morena, porque en su expartido no se hacen las cosas como a ella le parece. Sin embargo, todo indica que no es del Grupo Universidad, sino realmente de Morena. Ojalá.
CIFRAS DE LA PANDEMIA
Hasta la noche del miércoles 2 de septiembre:
EN HIDALGO
10,549 contagiados (95 más)
1,641 defunciones (12 más)
EN TODO EL PAÍS
610,957 contagiados (4,921 más)
65,816 defunciones (575 más)
