México tiene en el covid-19 un problema de salud que se debe considerar el más importante por la forma en que ha dañado a los mexicanos, pues con cifras altísimas en fallecidos (más de 43 mil) y contagiados (muy cercanos a los 400 mil), tendría que ser atendido de la mejor manera.
Las políticas públicas implementadas para enfrentar la pandemia, en opinión de muchos especialistas, no parecen muy atinadas y no arrojan resultados concretos en cuanto a frenar los contagios y los fallecimientos, que incluso el doctor Hugo López-Gatell consideran son más altos, pudiendo multiplicarse por tres por lo enredado de los conteos.
Lo que se pide es una política pública donde el virus tenga la importancia que requiere, pero sobre todo más hechos, porque los discursos de que vamos bien y que está domado el problema no parecen convencer a la ciudadanía, que en muchos casos tiene miedo e incertidumbre, creando un ambiente peligroso para la estabilidad nacional.
Lo que se exige es que se hable menos y se actúe más, que no se ponga en la agenda nacional nada por encima de la pandemia, porque lo que está en juego es la vida de los mexicanos. Por ello, y porque pese a que se considere muy importante la lucha contra la corrupción, no parece tener una lógica de responsabilidad traer al escenario nacional el caso del exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, y todo lo que significa de cambio de reflectores de la atención gubernamental y mediática, precisamente cuando la opinión pública lo que requiere son programas médicos y que todo el aparato gubernamental, junto con la sociedad, enfrente este grave problema de salud.
Al final, los ciudadanos califican a los gobernantes por lo que hacen y no tanto por lo que dicen, porque el mejor lenguaje siempre será el de los hechos, el de las acciones. En el ánimo de la gente pesa más el virus y sus efectos, y Lozoya en muchos casos ni conocido es.
Es verdad que se debe acabar y castigar a la corrupción por el daño que se le hace a la nación, pero cuando se hace en tiempos en que esas acciones parecen encaminadas a otros fines, pierde mucho de su sentido.
Se debe acabar con la corrupción, es cierto y es obligación del gobierno, pero en este momento primero hay que acabar con los contagios y sus efectos. Entre otras cosas, para que dé tiempo de ver los logros de esta lucha anticorrupción, y porque finalmente el coronavirus, por lo menos en este momento, es más peligroso para México que Lozoya.
PARQUÍMETROS… Desde el ayuntamiento de Pachuca buscan que no se paguen los parquímetros con los argumentos de que estamos en semáforo rojo, que la situación económica está muy difícil y además pueden ser causa de contagio. No les falta razón, aunque la empresa responsable de estos aparatos también tendrá sus argumentos en contra. Lo que parece que debe lograrse es una medida justa en que se privilegie el bien mayor, pero tampoco permitir abusos.
COMERCIO DIGITAL… El gobernador Omar Fayad empuja con todo el acceso a internet y la capacitación digital de los empresarios y todos los sectores para hacer de esta herramienta la puerta a un nuevo futuro. Es una apuesta de mucho futuro y con la realidad en la mano.
HABLANDO DE REDES… Vaya campo de batalla en que se han convertido las redes sociales para los seguidores de la 4T y sus detractores. No hay tiempos ni espacios libres. Pueden divertir, pero nos reflejan una sociedad enfrentada y sin unidad.
CONCEJOS MUNICIPALES… Quedan 41 días para que se instalen los Concejos Municipales y esta semana será crucial. Faltan 74 días para la elección, si se lleva a cabo el 18 de octubre. Cierren las puertas, suelten a los gallos.
CIFRAS DE LA PANDEMIA
Hasta la noche del domingo 26 de julio:
EN HIDALGO: 974 fallecidos (15 más) y 6,237 contagiados (123 más).
EN TODO EL PAÍS: 43,680 fallecidos (306 más) y 390,516 contagiados (5,480 más).